Tengo la esperanza de haberte convencido de que esta estrategia es un poderoso método para alcanzar tus objetivos o para resolver comportamientos problemáticos. Si deseas que la estrategia tenga éxito tienes que tener fe.
No necesariamente fe religiosa, o un rígido e irreflexivo compromiso, pero sí la creencia en el poder de tu cuerpo y tu cerebro para llevarte a donde necesitas ir.
Dando pasos diminutos, orientas tu brújula mental hacia una nueva dirección, permitiendo que tu mente haga el resto.
Esta fe, a menudo, toma la forma de una apacible, paciente actitud ante los retos. No importa si esos retos son aparentemente insuperables o tediosamente insignificantes. Si tienes problemas para comprometerte con un programa riguroso para mejorar tu salud, empieza caminando diez minutos y levantándote del sofá cada hora.
Si quieres disfrutar de mayor bienestar, comienza en tu coche, dándoles a los conductores que están frente a ti mucho espacio y consideración. Si quieres tener más amor en tu vida, realiza un pequeño acto de amor cada día por un amigo, un conocido o un extraño.
Si tu deseo es desencadenar tu potencial creativo, prueba a hacerte una nueva pregunta sobre ti cada día. Espera las respuestas, tanto con expectativa como con confianza.
En lugar de forzarte agresivamente a entrar en una mentalidad de campo de entrenamiento en relación con el cambio, dale permiso a tu mente para dar un salto según su propia planificación, y a su propio ritmo.
Pese a que esta estrategia es una poderosa fuerza para el avance profesional, perder peso o mejorar la salud, así como para otros objetivos, es algo más profundo que una simple herramienta para cruzar la línea de meta. Trata de ver a esta estrategia como un proceso que nunca se acaba.
No lo olvides en un cajón una vez que hayas alcanzado tu objetivo. Veamos la vida como una oportunidad de mejora continua, para buscar siempre estándares más elevados y ampliar las posibilidades.
Igual que un corredor de maratones que haya obtenido su mejor récord continuará buscando maneras de recortar un segundo más, tú puedes buscar estrategias para mejorar constantemente tu vida.
Si dedicas un momento extra para demostrar entusiasmo ante el esfuerzo artístico o intelectual de una persona joven, puedes ayudarla a descubrir el placer de estudiar.
Si pasas un minuto o dos cada día escribiendo una nota amable, para meterla en el maletín de un ser querido, puedes ahorrarte la angustia que aparece cuando las relaciones se enfrían, por falta de cuidado diario.
Si quieres mantener tu bienestar físico, diviértete con las pequeñas oportunidades, tales como subir un tramo más de escaleras o elimina unas cuantas calorías basura.
Si realmente quieres actuar, considera lo diferente que podría ser el mundo, si más de entre nosotros manejáramos nuestras vidas sociales, profesionales y amorosas con la creencia de que los pasos de corto alcance importan, de que incluso el más breve contacto con otra persona es importante.
Esta estrategia ofrece la posibilidad de que a través de minúsculos actos de bondad, e incluso de pequeños momentos de compasión e interés, podemos cambiarnos a nosotros mismos; y, tal vez, a una parte de la humanidad.
Podemos concentrarnos en ser generosos en nuestros pensamientos y actos cotidianos, de modo de no reservar nuestra bondad para una persona o evento importante, sino invertirla libremente cuando nuestros hijos nos hacen enfadar o cuando un empleado merece un pequeño elogio.
Podemos respetarnos dando pasos limitados hacia la mejora de nuestra salud y relaciones; podemos respetar a los demás haciéndoles preguntas de corto alcance.
Esto no es fácil de hacer, y únicamente tú puedes determinar el lugar que tendrá en tu mundo. Pero cuando incorpores esta estrategia a tus rutinas y descubras su poder, podrás comenzar a responder una pregunta de largo alcance:
¿Qué es más importante en esta vida que aprovechar la posibilidad de cada momento?