Si queremos persuadir a alguien, no podemos hacerlo desde la imposición ni la confrontación. El secreto está en partir de sus propias argumentaciones. Es fácil señalar errores, pero si realmente queremos que el otro cambie su perspectiva, debemos hacerlo desde un lugar donde se sienta comprendido.
La clave: Ver desde su punto de vista
Cuando intentamos reprender a alguien o demostrarle que se equivoca, el primer paso no es rebatirlo, sino entender desde qué ángulo percibe la realidad. Generalmente, desde su perspectiva, su argumento tiene lógica y sentido. Y ahí es donde entra la verdadera estrategia: reconocerle esa parte de verdad antes de mostrarle la parte que no está viendo.
¿Cómo hacerlo?
Escucha antes de hablar. En lugar de interrumpir con un «estás equivocado», intenta comprender cómo ha llegado a su conclusión. Reconoce lo que es cierto. Valida la parte de su argumento que tiene sentido. Esto genera confianza y abre la puerta para que considere otros puntos de vista. Amplía la visión. Una vez que se sienta escuchado, preséntale la otra cara del asunto. No como una corrección, sino como una perspectiva complementaria.
Ejemplo práctico
Imagina que alguien insiste en que «el éxito solo depende del esfuerzo personal». En lugar de descalificar su idea con «no es cierto», podríamos responder:
«Tienes razón, el esfuerzo es clave para lograr cualquier cosa. Sin trabajo duro, es difícil avanzar. Pero también influyen otros factores, como las oportunidades y el contexto en el que crecemos. A veces, dos personas con el mismo esfuerzo pueden tener resultados muy diferentes.»
De esta manera, no estamos negando su argumento, sino ampliándolo, ayudándole a ver lo que antes no consideraba.
El poder de persuadir sin confrontar
Cuando alguien se siente atacado, su reacción natural es resistirse. Pero si logramos que vea que no estaba del todo equivocado, sino que simplemente su visión era parcial, entonces se abre al diálogo y a la posibilidad de cambio.
Porque persuadir no es ganar una discusión. Es guiar a alguien para que descubra, por sí mismo, una verdad más completa.