LA REPROBACIÓN: EL VENENO SILENCIOSO DEL DIÁLOGO.

LA REPROBACIÓN: EL VENENO SILENCIOSO DEL DIÁLOGO.

Si hay una forma infalible de dinamitar una conversación, es la reprobación. Es sutil, casi imperceptible, pero letal. No es un ataque directo, ni una crítica abierta, sino una elegante combinación entre el elogio y el reproche. Una fórmula tan efectiva que, sin levantar la voz, puede convertir cualquier intercambio en un campo de batalla emocional.

¿Cómo funciona la reprobación?

La reprobación tiene una estructura precisa:

  1. Primero, el halago. Se reconoce el esfuerzo, el gesto o la acción del otro.
  2. Después, el golpe. Se desliza una observación que minimiza, corrige o menosprecia lo que acaba de hacerse.

Por ejemplo:

  • «¡Qué rico te quedó el postre! Pero la próxima vez agrégale un poco menos de azúcar.»
  • «Me encantó el regalo, aunque… no era exactamente lo que quería.»
  • «Gracias por ayudarme, aunque podrías haberlo hecho más rápido.»

Este contraste genera una sensación de frustración y decepción en el receptor. Lo que inicialmente parecía un reconocimiento, se convierte en un recordatorio de que no fue suficiente.

¿Por qué es tan destructiva la reprobación?

🔹 Desmotiva. La persona siente que, haga lo que haga, nunca será suficiente. 🔹 Genera resentimiento. Se instala la sensación de que cada esfuerzo será juzgado. 🔹 Rompe la confianza. El diálogo deja de ser un espacio seguro y se convierte en un terreno de evaluación constante.

El problema de la reprobación es que rara vez se percibe como una crítica directa. Se presenta disfrazada de «sugerencia constructiva» o de «simple opinión», cuando en realidad lo que hace es erosionar la conexión y sembrar inseguridad.

Cómo evitar este veneno en la comunicación

 Valida sin condiciones. Si algo te ha gustado, exprésalo sin añadir un «pero». 

 Cuando des retroalimentación, hazlo en otro momento. Si hay algo que mejorar, mejor separarlo del reconocimiento. 

 Haz preguntas en lugar de imponer correcciones. «¿Te gustaría probar con menos azúcar la próxima vez?» genera una conversación, en lugar de una crítica.

La comunicación no solo se trata de lo que decimos, sino de cómo lo hacemos sentir en el otro. Elegir bien las palabras puede ser la diferencia entre construir un vínculo o dinamitarlo sin darnos cuenta.

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