Si hay algo que puede arruinar una conversación en segundos, es la necesidad de pontificar. Esa tendencia a hablar desde un pedestal, a creer que poseemos la verdad absoluta y que nuestra misión es iluminar al otro con nuestro conocimiento. Pero, ¿realmente queremos comunicarnos o solo queremos ganar la conversación?
El problema de pontificar
Cuando nos posicionamos como dueños de la verdad, enviamos un mensaje claro (aunque no siempre intencional): «Tú estás equivocado y necesitas que yo te eduque». Y si hay algo que garantiza el fracaso de un diálogo es hacer que la otra persona se sienta inferior, juzgada o simplemente fuera del juego.
Pontificar genera tres efectos inmediatos:
- Resistencia: En lugar de abrirse al intercambio de ideas, la otra persona se pone a la defensiva.
- Desconexión: Se rompe la posibilidad de un diálogo genuino, porque el otro deja de sentirse parte de la conversación.
- Ceguera comunicativa: Nos cerramos a otras perspectivas, creyendo que solo nuestro punto de vista es válido.
¿Cómo evitar pontificar en una conversación?
1. Cambia «te voy a explicar» por «hablemos sobre esto»
En lugar de asumir que tienes que educar al otro, invita a la conversación. Un «hablemos» es mucho más poderoso que un «déjame explicarte».
2. Haz preguntas en lugar de afirmar
Preguntar no solo hace que el otro se sienta parte de la conversación, sino que también te permite descubrir puntos de vista que quizás no habías considerado. En vez de decir «Eso no es así», prueba con «¿Y si lo vemos desde otro ángulo?».
3. Reconoce que tu verdad no es la única
Tener convicciones es válido, pero asumir que son la única opción correcta es peligroso. Un diálogo enriquecedor se basa en la diversidad de ideas.
4. Escucha de verdad
A veces no nos damos cuenta de que estamos esperando nuestro turno para hablar en lugar de realmente escuchar. Presta atención a lo que el otro dice sin estar pensando en tu próxima respuesta.
Cuando el diálogo fluye, la conexión crece
El objetivo de una conversación no es «ganar» ni imponer un punto de vista. Es entender, conectar y abrir espacios donde ambas partes se sientan escuchadas. La próxima vez que sientas la tentación de pontificar, recuerda que el mejor diálogo no es el que deja un ganador, sino el que enriquece a ambos.
¿Has estado en conversaciones donde alguien (o incluso tú mismo) ha pontificado? Cuéntame tu experiencia en los comentarios. ¡Sigamos aprendiendo juntos!